"y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad."  (Colosenses 2:10) 🕊

A pesar de las muchas bendiciones terrenales que Dios nos da para que las disfrutemos, (familia, trabajo, casa, alimento, vestido, salud, entre otras cosas) con frecuencia, vivimos anhelando más y más, en lugar de vivir con satisfacción y gratitud por lo que ya tenemos.

Todos hemos experimentado presiones innecesarias que en realidad, nosotros mismos nos imponemos cuando dejamos que el “tienes que tener esto, lo otro y aquello” nos gobiernen. Debemos vivir agradecidos con Dios y enfocar nuestros anhelos en Él, contentándonos con lo que está haciendo en nuestras vidas. En 1 Timoteo 6:7-8 leemos: “Porque nada trajimos a este mundo, y nada podemos llevarnos. Así que, si tenemos ropa y comida, contentémonos con eso.” (Mateo 6:33)

En su infinita sabiduría, nuestro Padre Celestial tiene todo el derecho de darnos lo que Él sabe es mejor para nosotros de acuerdo con su voluntad y propósito. Si bien, la mayoría de las personas creen que las riquezas traen la felicidad, siempre veremos gente rica deseando ser más rica, atrapada en un ciclo sin fin que sólo termina en ruina y destrucción: infidelidades, divorcios, familias desintegradas, drogas, alcohol, suicidios, degradación moral. Surge entonces la pregunta: ¿Cómo podemos los creyentes mantenernos alejados del amor a las riquezas? El apóstol Pablo nos dice lo siguiente: “No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.” (Fil. 4:11 - 12)

Pablo había descubierto que la satisfacción plena se halla únicamente en una vida subordinada a las prioridades de Dios. (Mat. 6:33) Y esto, solo será posible a medida que los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida, nos parezcan cosas muertas e indeseables. Al sincronizar nuestros pensamientos con la Palabra de Dios, nuestros deseos y acciones también serán alineados con la voluntad buena, agradable y perfecta del Padre Celestial. Es lo que enseña Romanos 12:2 “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”

Al aplicar a nuestras circunstancias la Palabra de Dios, nos volveremos más consecuentes, agradecidos y satisfechos con el gran amor del Padre Celestial, sabremos lo que Él considera más importante para nuestra vida y experimentemos el gozo imperturbable de pertenecerle.

Apreciado hermano, vivimos tiempos difíciles, pero no se afane por acumular riquezas, ni sueñe despierto con ellas. Tome conciencia de que estas cosas un día desaparecerán, y cuando Ud. muera nada podrá llevarse. Conténtese con lo que Dios le ha dado hasta el momento, y ponga cuidadosa atención a lo que esté planeando hacer para tener más dinero.

Permita que el Espíritu Santo le guie para que pueda distinguir entre necesidad y deseo. Nuestro Padre Celestial ha prometido proveer todo lo que necesitamos. Como el apóstol Pablo, podemos decidir estar contentos aunque no tengamos todo lo que deseamos. ¡No se convierta en esclavo de sus deseos! La avaricia sólo le llevará a toda clase de problemas. Cédale el control de sus deseos a Dios. La avaricia debe cortarse desde sus raíces. La Biblia nos dice: “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.” (Mateo 6:24) 

Cuando se sienta insatisfecho respóndase sobre la base de su posición como coheredero con Cristo (Rom. 8:17), en lugar de dejarse llevar por sus sentimientos o las circunstancias a su alrededor. ¿Qué haría falta para que Usted se sienta enormemente rico? Los creyentes podríamos estar desposeídos de todo en este mundo, pero al tener a Cristo lo tenemos todo. En El, estamos completos, no nos hace falta nada. Como dice la Escritura: “y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad.” (Colosenses 2:10) 🙏