“Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.” (Santiago 1:17)

📌 Para aprovechar al máximo este devocional, lea (Santiago 2.14-26) Antes de leer, ore y pida al Espíritu Santo que le guíe a la verdad que se encuentra en este pasaje. Pero sobre todo, confíe en el Espíritu Santo. Él es el mejor Maestro.🕊

Juan Bunyan en su libro: "El progreso del peegrino" describe con exquisito sarcasmo y no carente de humor, el carácter del "Señor Locuaz" quien, “habla de oración, del arrepentimiento, del nuevo nacimiento y de la fe pero tan solo sabe hablar de ello. Solamente es bla,bla,bla.  La casa del señor Locuaz  esta tan vacía de religión como la clara del huevo esta carente de sabor,  y con ese cuadro grafico el "Señor Locuaz" hace su aparición y desaparece de escena sin pena ni gloria, tan solo provoca risa. Lo que debemos aprender acerca del Señor Locuaz, es que la vida adquiere significado a través de lnuestras acciones, no de las palabras.

Lo que decimos no es de mayor importancia a menos que esté de acuerdo con nuestras acciones. ¡Somos lo que hacemos! Y lo que hacemos revela nuestras verdaderas motivaciones y propósitos. En otras palabras: Fe mas nada es igual a nada.

Tal vez usted diga: “¿Fe sin obras es igual a nada? ¿Pero esa no es la forma en que me lo contaron?” “¿No se le está pasando la mano a Santiago?” “Yo pensaba que había sido salvado solo por fe” Se pregunta Usted.

Claro que si, Usted está en lo correcto. Usted es salvado por la fe en Cristo nada más. Es la gracia de Dios y nada que haga lo hará merecedor de la salvación. La Biblia dice: “Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley.” (Romanos 3.28) y una vez más dice lo siguiente: “sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado.” (Gálatas 2:16) ¡No podría estar más claro! Pero ahora que Usted ha aceptado a su Señor y ha pasado de las tinieblas a su luz admirable, ahora es el tiempo para la acción.

Nuestro Señor Jesucristo nos enseño que sus seguidores deben vivir de tal manera que el mundo pudiera ver sus buenas obras. “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.” (Mateo 5.16)

El Señor también tuvo algo que decir respecto de los que hablan y no hacen nada. “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.” (Mateo 7.21) Lo que está diciendo es que las palabras no pueden tomar el lugar que le corresponde a cumplir con la voluntad de Dios. Ahora que somos creyentes el apóstol Pablo tiene algo que decirnos también y el no atenúa las palabras: “De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí.” (Romanos 14.12) Dicho de otra manera, es únicamente a Dios a quien tenemos que responder por nuestras acciones. En 2 Corintios 5.10 leemos: “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.”

Por eso Santiago dice: “Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?” (Santiago 2:14) Así que, la fe siempre se manifestara. ¿Qué es lo que Usted está haciendo en relación con su fe? Si es una fe viva tendrá que manifestarse de alguna manera y quienes le rodean lo notaran, simplemente, no puede permanecer oculta. Usted no puede salvarse por sus obras, pero su fe en Cristo producirá obras. Si nada de nuestra nueva vida en Cristo pudiera ser evidente la gente a nuestro alrededor podría desafiarnos diciendo: “Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.” (Santiago 2:18) ¡Es un argumento excelente! Y si su fe en Cristo no está acompañada de una “novedad de vida” cualquier religioso hacedor de buenas obras podría hacer picadillo toda su piadosa verborrea.

Pero no nos detendremos aquí, hay una gloriosa noticia para Usted. La Biblia dice que fuimos salvados para buenas obras. “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” (Efesios 2.10)

Haga una lista de lo que Usted “está diciendo” diariamente en su casa, en su lugar de trabajo, la iglesia y comunidad y échele una mirada honesta a la lista de cosas que usted “está haciendo” ¿Lo que Usted dice es siempre consecuente con lo que Usted hace? 

Una vez que esté convencido de esta verdad, su fe en Cristo se evidenciara. Como nuevas criaturas,(Juan 1.12) ya no somos lo que éramos antes; ahora poseemos valores eternos y prioridades diferentes a los incrédulos (2 Cor. 5:17). Cristo nuestro Señor, tiene autoridad sobre nuestra vida, le pertenecemos y solo Él merece toda nuestra atención, nuestros mayores afectos, y ser la prioridad absoluta en nuestra vida diaria. Tristemente, no todo creyente tiene esta convicción verdadera. Muchos dicen “tener fe” pero no es una  fe experimental y transformadora. Recuerde que nuestras acciones fluyen de lo que somos en el interior. ¿Sus acciones son consecuentes con su fe?