“No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.” (Juan 14:1) 

📌 Para aprovechar al máximo este devocional, lea (Juan 14:1-8) Antes de leer, ore y pida al Espíritu Santo que le guíe a la verdad que se encuentra en este pasaje. Pero sobre todo, confíe en el Espíritu Santo. Él es el mejor Maestro.🕊

En mi vida personal, uno de los pasajes más hermosos y alentadores del Nuevo Testamento es Juan 14:1 Me refiero a las palabras de Jesús en el aposento alto la noche de la última cena, momentos antes de ser traicionado. “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.”

En esa ocasión, Jesús les prometió a sus discípulos que el Padre Celestial les enviaría a otro ayudador: El Espíritu Santo (Juan 14:16) Sin duda, esa ultima cena de pascua con el Señor, no fue para los discípulos  uno de los mejores momentos. Estaban pasando por lo que podríamos llamar un desierto espiritual. Aparentemente, según la perspectiva de ellos, todo estaba saliendo mal. Judas resultó ser un traidor y acababa de abandonar el lugar para entregar a Jesús. Por otro lado, a Pedro se le acababa de decir que dentro de las próximas 24 horas iba a renegar públicamente de su maestro. (Juan 13:38) Y las autoridades judías querían deshacerse de Jesús.  Los discípulos tenían suficientes razones para sentirse descorazonados y temerosos. Pero Dios que no es ajeno a la congoja humana, insistentemente nos invita a Confiar en Él y descansar en su gracia.

Por esa razón Jesús les dice: "No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.” También les dijo: “En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis." Juan 14:1-4 [RV60]

Piense por un momento, en cómo pudieron sentirse los discípulos cuando escucharon de Jesús, que Él tenía que irse. Si Ud. fuera Pedro, Juan, Felipe o Andrés ¿Cuál hubiera sido su reacción? Lo más probable es que Usted y yo hubiéramos dicho algo parecido a esto:

"Señor, debes estar bromeando. Lo hemos dejado todo por seguirte y hemos puesto nuestras esperanzas en ti ¿Y ahora nos dices que debes dejarnos? Señor, hemos tenido suficientes problemas ¿Cómo esperas que sobrevivamos sin ti?”

Así estaba el ambiente ese día, cargado de tensión, temor y angustia. Jesús lo sabía y por eso les dijo: "Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros."  Juan 14:16-19 [RV60]

Me pregunto, cuántas personas se hallan en cautiverio por causa de las preocupaciones. Presas del temor, la angustia e incertidumbre. Sin saber que hacer, Impotentes y sin esperanzas. Los seres humanos somos expertos en el hábito de preocuparnos. Diariamente buscamos nuevas preocupaciones para echárnoslas encima. Cuando se presenta una situación angustiosa e insoportable, la mayoría de nosotros hemos sentido deseos de gritar: “¡Dios mío… no puedo más!” Pero, ¿Sabe lo que eso significa? Que no estamos creyendo que Dios esté al control de nuestra vida. En un sentido práctico, una manera de manejar las situaciones que más nos preocupan, es dejar de enfocarnos en ellas y mantener la calma. En la Biblia, esto significa “estar quietos” afincados en el conocimiento de que Dios es ciertamente Dios (Sal 46.10).

Cuando el Señor nos dice: “No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también en mí.”Es porque, estamos bajo el atento y amoroso cuidado de nuestro Padre Celestial.  A medida que nos afirmemos en la verdad de su soberanía (1 Cro. 29:11), en su amor por nosotros (Efe. 3:17-19), y aceptemos su bondad (Jer. 29:11) podremos estar quietos en lugar de preocuparnos. Pero “estar quietos” no significa descuidar los asuntos de la vida diaria. La preocupación es falta de confianza en Dios y por lo tanto pecado,  y ocurre cuando estamos tan dominados por una sensación de angustia debido a un asunto en particular que consideramos urgente, y que nos impide a la vez, observar la situación como Dios la ve.

¿Qué es lo que más le preocupa a usted? Si su relación personal con Dios tiene una baja prioridad en su vida diaria, si no está disfrutando de un compañerismo estrecho, transformador y dinámico con el Espíritu Santo, si no le está prestando la debida atención a la Palabra de Dios, esa es la razón por la cual, Usted se encuentra espiritualmente anímico, preso de las preocupaciones, del temor y la angustia.

Es posible que, en los tiempos de crisis que vivimos sus preocupaciones se hayan multiplicado, especialmente las de tipo financiero robándole el sueño y la tranquilidad, convirtiéndose en una verdadera carga. No le estoy sugiriendo que descarte a la ligera esos asuntos tan importantes que le preocupan, pero si confiamos realmente en Dios y sabemos quién es Él, llegaremos a un punto en el que diremos: "Padre Celestial, no importa lo sombrío que vea a mi alrededor pues elijo por la fe, mirarte a ti. Descansaré en tu omnipotencia y en el conocimiento de que eres Soberano en todo lo que me pueda acontecer. Así que, en lugar de verme como víctima de mis circunstancias, sé que estoy siendo cuidado por ti y elijo hoy, depender por completo de tu poder para cualquier cosa que necesite. De manera que, esta preocupación te la dejo a ti. En cuanto a mí, iré a dormir" Amén. 🙏

¿Hace cuánto dejo Ud. de orar así?