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"Clama a mí, y yo te responderé"

Actualizado: 3 mar 2018

Vino palabra de Jehová a Jeremías la segunda vez, estando él aún preso en el patio de la cárcel, diciendo: Así ha dicho Jehová, que hizo la tierra, Jehová que la formó para afirmarla; Jehová es su nombre: Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces. Jeremías 33:1·3


En los días del profeta Jeremías, los babilonios comandados por Nabucodonosor marchaban en su plan de conquista hacia Jerusalén. Ya habían dominado a los asirios, de modo que los pobladores de Jerusalén estaban atemorizados. Sabían que no tenían ninguna posibilidad contra el poderío militar del enemigo. Así que, los líderes de Jerusalén se reunieron con el propósito de considerar la opción de aliarse con los egipcios, lo cual era la estrategia lógica. Pero el profeta Jeremías les dijo: "He aquí dice el Señor, yo entrego esta ciudad en mano del rey de Babilonia, y la tomará; (Jer. 32.3) Bueno, eso no era lo que querían escuchar los líderes y el Rey Sedequías de Judá. Así que, ellos decidieron echar a Jeremías en la cárcel y se negaron a seguir escuchándolo.

Hay tres cosas en este hermoso versículo que debemos entender con la guía y asistencia del Espíritu Santo. En este estudio, veremos el primer aspecto.


Lo primero es que Dios nos alienta a orar: "Clama a mí."

Debido a que el profeta Jeremías estaba en la cárcel, tenía mucho tiempo para dedicarse a la oración. Es posible que nosotros no tengamos que vivir una situación similar a la del profeta, pero Dios permitirá circunstancias adversas con el fin de captar nuestra atención a fin de invitarnos a hablar con Él. Con frecuencia, le pedimos a Dios que nos saque de nuestros problemas. Nuestra primera reacción frente a la adversidad es eludir el sufrimiento y la dificultad. De manera que, rogamos al Señor que cambie nuestras circunstancias para que podamos servirle mejor y amarlo más. Sin embargo, no podemos engañar a Dios ni chantajearlo con nuestras promesas. El profeta Jeremías ni siquiera le pidió a Dios que lo sacara de la cárcel. Más bien esperó paciente para ver lo que el Señor le diría. Y ¿Cuál fue la respuesta? "Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces" (33:3). En realidad, lo que Dios hizo por Jeremías tuvo un mayor impacto en su vida, que simplemente sacarlo de la cárcel.


Lamentablemente la mayoría de nosotros no estamos tan dispuestos a esperar cuando se presentan las dificultades. Estamos más enfocados y urgidos en querer escapar de nuestras circunstancias que a descubrir las grandes cosas que Dios quiere enseñarnos a través de nuestros problemas.

EL espera que acudamos primero a Él con nuestras dudas, temores y angustias. quiere que busquemos su rostro en oración y hablarnos a través su palabra. El Señor anhela y espera que nosotros acudamos a Él como un hijo acudiría a su padre. Tristemente, estamos tan acostumbrados a buscarlo a El cómo nuestro último recurso, Es una forma no muy sutil de decirle que no confiamos en Él, y que tampoco consideramos de gran valor su palabra. Sin embargo, Dios es la única Fuente confiable de sabiduría que tenemos; es el Amigo confiable más dispuesto y accesible que podamos tener. Él Señor, nunca nos dará una señal de ocupado cuando le invoquemos; pero con frecuencia, El si recibe señales de ocupado cuando trata de hablarnos a nosotros de modo que, permite dificultades en nuestra vida con el propósito de captar nuestra atención y atraernos más cerca de su corazón.

Dios nos anima a buscarlo en oración, porque sabe que muchas veces estamos atrapados en cárceles que hacemos nosotros mismos.

No son cárceles con barrotes de hierro y cerrojos, sino cárceles emocionales, financieras, cárceles de salud entre otras y de carácter espiritual. Pero recuerde lo siguiente: que la distancia más corta entre una dificultad y la respuesta a sus angustias y temores, es la distancia que hay entre sus rodillas y el piso de su habitación. ¿Qué hace usted cuando recibe malas noticias?

Cuando somos golpeados por las circunstancias de la vida, Dios nos invita clamar a Él de manera audible para expresarle nuestros temores en cuanto a una necesidad urgente. En medio del sufrimiento, la gracia de Dios es todo lo que necesitamos.

¿Está pasando por alguna situación en la vida que le parece demasiado grande para enfrentarse a ella? Dios le dice hoy: "Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces." (Jeremías 33:3)









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