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¡BRILLEN! ¡BRILLEN!

Actualizado: 31 mar 2020

"Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos."

(Mateo 5:16)


Hasta que usted llegue a conocer realmente a las personas que forman parte de su vida diaria y a escuchar sus historias, no tendrá la menor idea de lo que Dios está obrando a su alrededor.


Don Luis Ponce es un padre orgulloso de doce hijos y abuelo de doce nietos. Se ha pasado la vida trabajando y siempre ayudando a las personas de su comunidad. Ahora, a la edad de su retiro, ha hecho una pausa en este largo viaje de su vida, solo para descubrir que Dios todavía tiene algo más para él.

La posibilidad de que mi suegro de 91 años se mudara a nuestra casa debido a los cuidados que su salud requería por su avanzada edad, era algo por lo que mi esposa Patricia y yo, y demás familiares cristianos habíamos estado orando durante años. Así que, en medio de un ambiente familiar, cálido y de acercamiento, nuestra familia abrazo con fe la esperanza de que el Señor hiciera la obra de salvación en la vida de don Luis como respuesta a muchas de nuestras oraciones. Con la llegada de mi suegro a casa, todo comenzó a tener sentido. El propósito de Dios estaba claro: ¡Este hombre iba a ser ganado para Cristo!



Como creyentes, tenemos la comisión divina de enseñar a nuestros familiares la verdad de la Palabra de Dios para que conozcan al Salvador, que sepan por nosotros que Jesús tiene un plan y propósito para sus vidas. Por esa razón es que, Dios nos manda a que alcancemos a nuestras familias primero, porque el hogar es el púlpito principal que el Señor ha provisto para ejercer su influencia. Para ello, es necesario que aquellos familiares nuestros que aun no conocen a Jesucristo como su Salvador personal, adviertan en nuestro estilo de vida una congruencia con los principios bíblicos.



No pasó mucho tiempo, antes que el Espíritu Santo pusiera Comezón de oídos en mi suegro, por escuchar el evangelio de salvación.

Le llamaba la atención encontrarse en un hogar donde, en lugar de respirar un entorno mundano, de disputas y discusiones permanentes, se escuchaba música de adoración, se hablaba de Jesucristo en medio de un clima afectuoso y de servicio unos con otros. Transcurrieron unos tres meses después de que don Luis se fuera a vivir con nosotros, que estando toda la familia reunida en la mesa durante el desayuno de un día sábado, nos dijo que deseaba arrepentirse de sus pecados y recibir a Jesucristo como su Señor y Salvador. ¡Dios había estado trabajando en su corazón! Y ese día, mi suegro Se rindió a Cristo, y se arrepintió de sus pecados.

Todos tenemos más de un familiar que no es salvo todavía. Y es aquí donde los creyentes entramos en juego. Permitiendo que el Señor nos utilice para sus propósitos.

¡Acérquese a sus familiares! Expréseles su amor de diferentes maneras, entable una relación significativa con ellos y muéstreles lealtad. Conéctese verdaderamente con cada miembro de su familia. Caminen juntos. Compartan una comida. Rían y lloren compenetrados. Vean una película. Compártales de Cristo. Vayan a un juego de futbol. Escríbales un correo, un mensaje de texto con regularidad. ¡Cada momento que pase con ellos es importante!


La verdad es que, nunca sabremos en esta vida, cuán profundamente podemos impactar en la eternidad cada vez que hablamos a otros de Cristo. Pero una cosa es segura: estaremos dejando sin duda alguna, un legado que perdurará mucho más allá de lo que podamos imaginar.

Los meses transcurrieron y la Palabra de Dios continuaba haciendo efecto en el nuevo corazón de mi suegro, y muy pronto se animo para abrirse a una relación de discipulado conmigo a lo cual, accedí con muchísimo gusto. “Dios abrió mis ojos espirituales, y ahora entiendo que estaba perdido sin Cristo”, suele decirme en casa mi suegro. Ahora, uno de sus nuevos hábitos es escuchar fielmente cada día la emisora cristiana radial BBN. Hoy, ve su vida de una manera diferente. Sabe donde ira cuando muera. Ahora un sentido de propósito ha sustituido su antigua manera de vivir. Y vive gozoso y seguro en su relación con Dios.

Una de las razones para no sentirme desanimado en el ministerio que recibí del Señor, son historias reales como estas en las cuales, Dios me da el privilegio de involúcrame de una manera u otra para sus propósitos. Todo lo que hacemos en el ministerio importa, podemos apuntar hacia nuestros semejantes, y decir: “¡Dios puede hacer algo en la vida de esa persona, Dios lo está haciendo, Dios lo ha hecho!”.

Así que, su trabajo nunca será en vano cuando Ud. invierte en la eternidad contando a sus familiares, amigos, compañeros de trabajo y demás personas, lo que Cristo ha hecho en su vida. Dios continúa en pleno siglo XXI obrando y transformando vidas en todas partes así como lo hizo con mi amado suegro don Luis Ponce, y estamos agradecidos con el Señor por la salvación de este ser tan querido y por habernos involucrado a cada uno de nosotros como familia en ese propósito.


Si Usted es cristiano, entonces la salvación ha llegado a su casa con respecto a los miembros de su familia que aun no son salvos. ¡Dios quiere utilizarlo! Solo eche una mirada a su alrededor más próximo: su familia. ¿Puede verlo?













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