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DEPENDENCIA ABSOLUTA EN DIOS.

Actualizado: 29 jul 2018

Las dificultades dirigen nuestra atención a Dios y el sufrimiento pone fin a nuestra autosuficiencia y egocentrismo. Nuestro orgullo se viene abajo cuando comprendemos que no somos capaces de vivir por nuestra cuenta, especialmente cuando enfrentamos tiempos de dificultad.

El apóstol Pablo había aprendido a llevar una vida cristiana victoriosa a pesar de haber padecido grandes dificultades. En 2 Cor. 12:10 leemos: “Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte” Pablo había logrado tener un ministerio fructífero, debido a que dependía por completo del Señor.


Al examinar nuestro andar cristiano a la luz del ministerio y vida del apóstol Pablo, es posible que nos sintamos desalentados y derrotados. Después de todo, ¿Quién podría estar a la altura del apóstol Pablo? Si bien, tendemos a pensar que él era una especie única de «Super Cristiano», creemos sin temor a equivocarnos que Pablo sería el último en reclamar la gloria para sí mismo. De hecho, Pablo era un siervo de Dios profundamente humilde. Y si seguimos su ejemplo, descubriremos que la verdadera sencillez de corazón, radica en reconocer la gracia de Dios operando en nosotros y por medio de nosotros. En 1 Corintios 15:10 Pablo lo expresa de la siguiente manera: «Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.» En sus cartas, el apóstol Pablo utiliza con frecuencia la expresión: “EN CRISTO”, para recalcar de esta manera la posición del creyente en absoluta dependencia de Dios. Por eso, cuando el apóstol Pablo escribió: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Fil 4.13). Significa que había descubierto el secreto de una vida cristiana victoriosa al depender enteramente del Señor y dejando las consecuencias de su obediencia en las manos de Dios.

¡Esa es mi apreciado amigo, la manera como el Señor quiere que vivamos y le sirvamos! Despojados de nuestra autosuficiencia y egocentrismo. Pues, Dios usa para su gloria a quienes reconocen su fragilidad y limitaciones humanas para hacer frente a las circunstancias de la vida. Ud y yo, fuimos creados para depender del auxilio sustentador de Dios. Así que, es imposible que usted pueda encargarse de todo.

Para que lo entendiéramos mejor, nuestro Señor Jesucristo utilizó la analogía de la vid y los pámpanos para describir nuestra relación de dependencia con Él. “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.” (Juan 15:5).

De la misma forma en que un pámpano produce fruto al permanecer unido a la vid, el creyente debe mantenerse conectado a Cristo para gozar de una vida victoriosa y fructífera. Pero si Ud. es autosuficiente, sencillamente ha cerrado sus ojos a la realidad de su condición humana. La autosuficiencia nos saca de la voluntad de Dios. Amable lector, Si está pasando por una situación difícil en su vida, tal adversidad es una magnífica oportunidad para postrarse ante Dios y clamar por su ayuda. El Señor usa con frecuencia nuestras dificultades para llevarnos al final de nuestras capacidades, recursos y como ya hemos dicho, para despojarnos de nuestra autosuficiencia y egocentrismo. Así que, no desaproveche sus aflicciones, y reconozca su incapacidad para lidiar con sus dificultades por su cuenta. Abra su corazón, y pídale al Espíritu Santo que le muestre cualquier rastro de autosuficiencia en su vida.

En momentos difíciles cuando sienta su fe claudicar, recuerde las palabras de Cristo al apóstol Pablo en 2 Corintios 12: 9 ¡Bástate mi gracia! Porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Cuanto más se rinda a la voluntad de Dios y confíe en su plan, Ud comenzará a ver lo que el Señor es capaz de hacer en y por medio de usted sin importar sus debilidades, limitaciones y obstáculos del camino.

La gracia de Dios es suficiente para toda ansiedad, problema, carga o angustia que experimentemos en la vida. Tenemos un Padre Celestial fiel y compasivo que nos ama y ha prometido asumir la responsabilidad de llevar a cabo su amoroso plan en nosotros, sin importar las circunstancias a nuestro alrededor.






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