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EL LLAMADO DE JESUS

Actualizado: 10 abr 2020

Ya sea que usted haya conocido al Señor Jesucristo como su único y suficiente Salvador personal hace varios años o que apenas acabe de hacerlo, una cosa es segura: Él no descansará hasta que Usted le haya permitido ocupar el primer lugar en su corazón.




Una de las más conocidas obras del destacado artista Warner Salman es su pintura titulada “Cristo a la puerta del corazón”. En ella, el destacado pintor muestra a Jesús de pie en el exterior de una casa, con su mano alzada, listo para tocar una puerta. Indudablemente, se trata de un cuadro inspirado en Apocalipsis 3.20. “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él y cenaré con él, y él conmigo”.


El significado de este versículo se encuentra dentro del contexto del mensaje de Cristo a la iglesia del primer siglo en Laodicea. El Señor, estaba llamando a volver a la comunión intima con Él, a una iglesia que se había alejado y en la que Él ya no era parte de sus vidas. Habían alcanzado a ser tan prósperos, que ya no advertían su necesidad de cultivar una comunión mas estrecha con Jesus. Y lo que fue una triste verdad para esta iglesia del primer siglo, es tambien una realidad para muchos cristianos en la actualidad.

¿Como esta su relación con Dios? ¿Hace ya, algún tiempo que no escucha su voz en oración y medita en su palabra? Visualice por un momento al Señor Jesucristo captando su atencion, deseando tener una comunión intima con usted. Él le está llamando cada día, ¿Le está escuchando y respondiendo?


Para evaluar nuestra disposición de relacionarnos con Él y determinar el lugar que Cristo ocupa en nuestras vidas, es conveniente que reflexionemos en la escena que nos muestra Apocalipsis 3:20.


En primer lugar, y de acuerdo al texto biblico que nos ocupa, Jesús está buscándole.

Es Jesús nuestro Salvador, quien siempre toma la iniciativa. En efecto, Romanos 3.11 dice: “No hay quien busque a Dios”.

Antes que usted fuera salvo, el Señor Jesucristo estuvo llamando a la puerta de su corazón. Cuando Usted le recibió como su Salvador personal usted estaba sencillamente respondiendo a su voz. No fue una elección que Usted hizo por su cuenta o iniciativa propia, porque nadie puede venir al Señor a menos que el Padre lo traiga.

En Juan 6.44 Jesús dijo: “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero.”


Incluso, después que una persona recibe el regalo de la salvación eterna, el Señor Jesucristo continúa tomando la iniciativa. No importa cuánto nos hayamos alejado, El siempre esta captando nuestra atencion con el fin de atraernos mas cerca de su corazon. Por eso leemos en la Biblia: “Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.”

(1 Juan 4:19)


En segundo lugar, Jesús está llamándole

Es lamentable cuando las distracciones y el ajetreo diario nos hacen descuidar nuestra comunion con Dios. Hay tiempo para todo menos para cultivar un compañerismo estrecho con el Señor. Asi que, en lugar de ocuparnos de un área de pecado en nuestra vida, elegimos cerrar la puerta de nuestra comunión con Cristo, lo cual resulta costoso debido a que insensibiliza nuestro corazón y bloquea nuestra mente. Es lamentable pero nos resulta más fácil perdernos en el trabajo, en los entretenimientos mundanos o en otras actividades seculares, que dedicarnos a desarrollar una devoción genuina, creciente y renovada con Cristo. Para que una amistad entre dos personas pueda florecer, requiere de nuestro tiempo, compromiso y una inversión de energías y recursos.

Si reflexionamos en el hecho de que nuestro Señor Jesucristo ofrendó su preciosa vida con el fin de que, las líneas de comunicación entre el Padre Celestial y sus hijos estén del todo abiertas, no tiene sentido que mantengamos cerrada la puerta de la comunión intima con El.


¿Puede usted imaginar hacerle eso a alguien que ama? ¿Qué ocurriría si un buen amigo suyo tocara a la puerta de su casa y Usted se rehusara a recibirle? ¿Cómo se sentiría esa persona si usted cerrará velozmente las cortinas, aparentando no estar en casa y se negara a dejarlo entrar?

Lastimosamente, esa es la forma en la que muchos creyentes le responden al Señor al mantener todo el dia su Biblia cerrada y no dedicar tiempo a la oración.


En tercer lugar, Jesús está hablándole

Sabemos por Apocalipsis 3.20, que Jesús está haciendo algo más que tocar a la puerta. También está llamando a quien sea que esté detrás de esa puerta: “Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él”. ¿Cuándo fue la última vez que usted supo con seguridad que Dios le estuvo hablando de manera personal y especifica acerca de algún pecado sin confesar, un llamado o una tarea a obedecer o una situación concreta que requiere de su atención? ¿Ha notado que algunas personas eligen tener audición selectiva cuando les conviene o interesa algo? la conveniente capacidad de dejar de escuchar algo que nos hace sentir incómodos pero que en el fondo sabemos es para nuestro bienestar. A veces, cuando no nos gusta lo que otros nos dicen, simplemente lo ignoramos. Nos comportamos de la misma manera con nuestro Padre celestial, ¿no es cierto? Estamos tan absortos en nuestras actividades diarias que la palabra de Dios no penetra en nuestras mentes. Dios esta hablándonos por medio de su palabra, un hermano, o quizá por medio de una situación específica, pero no estamos escuchándolo. Y si no le estamos prestando atención, significa que le hemos dado la espalda a Dios.


Nuestro Señor Jesucristo describe la comunión intima en términos de “cenar juntos” “Entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo” (Apocalipsis 3.20). ¿Qué pudiera ser más placentero que sentarse a la mesa con su mejor amigo para compartir una comida y entablar una agradable conversación? ¡Ese es el tipo de comunión y amistad que el Señor Jesucristo quiere tener con los suyos! A decir verdad, Él nos salvo para que disfrutáramos de una relación estrecha y transformadora con Él. La gran pregunta: ¿Cómo responderá usted al llamdo de Cristo? Sabemos que la voz de Dios siempre es clara en su Palabra, cuando estamos dispuestos a escuchar y ser receptivos. ¿Lo está Usted?






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